Hoy me desnudo ante vosotros, si no en el sentido literal (sorry guys) si en el sentido figurativo de la palabra. Hace unos meses la revista 3sesenta lanzó un concurso de micro relatos de surf para ganar un reloj RipCurl. Así que me dije, si no participo seguro que no gano, y con esto en la cabeza me puse a escribir un micro relato sin tener ni idea de lo que era un micro relato tan siquiera.
Si seguís de manera más o menos continuada mi blog sabréis que yo no escribo ficción. Me centro a hablar de mi experiencia y a hablar de cosas que he ido aprendiendo en el camino pero desde una perspectiva real. Escribir desde dentro de ti, hablar sobre sentimientos y donde solo tiene cabida tu imaginación es complicado, no solo por el contenido en sí, sino también por lo vulnerable que te sientes al abrirte de esta manera. Esto me cuesta mucho más que escribir sobre lo mala que soy surfeando o las piñas que me he metido en el camino. Para mi escribir novela de ficción, donde los sentimientos forman una parte importante del contenido, es como desnudarse en público. Así que hoy me desnudo ante vosotros. Aunque mi relato no fue el ganador os lo traigo a vosotros para que me deis vuestra honesta y sincera opinión
Era el primer día que se metía en el agua después de su lesión. Notaba los nervios en su estómago pero tenía que hacerlo. ¿Que sentido tenía su vida si no se volvía a meter en el agua? Era un día perfecto para volver a empezar, ordenado y limpio, pero entonces … porque sentía que sus manos y sus piernas estaban paralizadas. ¿Para qué pasar por todo ese sufrimiento, los revolcones, el recuerdo de casi quedarse sin aire, el dolor? Pero entonces lo recordó … el sonido del mar golpeando la tabla, el sabor a sal en su boca, el agua salpicándole la cara y sobre todo, ese sentimiento de triunfo tras haber sido capaz de enfrentarse, aunque fuera por un momento, contra el gran Neptuno.
Con una convicción renovada y antes de poder cambiar de opinión cogió su tabla, corrió hacia la orilla y se lanzó directa al mar. Con el corazón todavía latiéndole en el pecho esperó sentada en su tabla a la ola perfecta, pero que tontería, ella sabía que la ola perfecta no existía. Aún así siguió esperando, buscando una razón para darse la vuelta y no enfrentarse a su miedo; esperando serie tras serie hasta encontrar el momento idóneo … y llegó. No era la ola perfecta, pero era su ola. Remó con todas sus fuerzas hasta que sintió la fuerza del mar empujándola, se puso de pie, y entonces lo supo… la libertad, eso era lo que perdería si no volviese a surfear.
¿Que opináis? Yo creo que debería haber ganado el reloj ¿no? 😛
Cómo le pasa a la protagonista de este relato, para mi el surf da una sensación de libertad, de auto-realización y de paz interior que es difícil de explicar en palabras. Es lo que te hace continuar a pesar del frío, de los revolcones, de madrugar para pillar un par de olas antes de tus obligaciones, pero eso es lo que me aporta a mi. ¿Qué es lo que te aporta a ti el surf? No seas timid@! Comparte tu sensación al surfear en los comentarios.
Foto de portada de Ila Photo.

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10 Comments
Me gusta mucho el relato. Yo no he surfeado nunca pero siempre me he imaginado que la sensación que se debe de sentir cuando se practica surf es precisamente esa: libertad.
Gracias Miguel Angel por tu comentario.
Ahora hay que solucionar el tema de no haber surfeado nunca lanzándose a probarlo un día.
Bea, te prometo que me están entrando siempre más ganas de aprender a surfear! Muy chulo el relato, sin dudas se merecía el reloj! 😉
Algún día te «engañaré» para que te metas en el agua … será el primer día del resto de tu vida 😛
comparto 100% con lo que decis…hay algo para mi muy importante que s el vinculo con el medio, estar sentado esparando una ola y que llegue a visitarte una tortuga o un lobo no tiene precio!!! y despues la practica es como la vida…ya lo dijo Bob marea alta ,
marea baja…pasar las serie de espuma …remar hasta duela llegar al pico superarse,,,pufff y despues la bajada el vuelo la adrenalina y el grito y la felicidad….siempre salgo como mi mejor sonrisa….he dicho!
La conexión con la naturaleza que se tiene surfeando es indescriptible, cierto Ale!
Enhorabuena Bea, esto sí que no me lo esperaba. Sólo digo una cosa, que este verano no hay excusa, nos vamos a Algarve!
[…] se describir con palabras la sensación, apenas 3 o 4 segundos, no lo sé, pero esa libertad de pie en la tabla sintiéndote el rey del mar […]
Yo ya no noto ese nervio en estomago, pero cuando llevo unos dias sin olas y veo en previsiones que se acerca bacalo, ya me empieza la ansiedad que crea en mi el poder deslizarte en una olaza a velocidad y con suerte algun giraco que se te queda en cabeza unas dos o tres semanas que es lo que tarda aqui en llegar un«gran swell». Es mi mobydick , mi gran ballena blanca, la motivacion de hacerlo mejor , frustacion por no avanzar. Pero cuando cojo una de esas grandes blancas se para el tiempo y se queda grabado en mi cabeza . En el agua no peso no tengo problemas de movilidad, y estoy en ese lugar perfecto.saludos de un enfermo neuromuscular
Gracias por compartir tu historia con nosotros!! Si alguna vez quieres contar tu experiencia más en profundidad no dudes en escribirme 🙂
A seguir dándole duro y a disfrutar de cada ola!