Hace unos meses decidí tomarme lo que algunos pueden llamar unas vacaciones, los que otros llaman un tiempo sabático, o lo que yo llamo un descanso de mi vida. Para mi fue tan solo un tiempo libre entre trabajos. Una de esas cosas que se hace ahora o no se hace nunca, pensando que el tiempo pasa rápido y un día miramos atrás para darnos cuenta de que nos hemos acomodado y de que no hemos vivido la vida que queríamos vivir. Así que un día me armé de valor y dejé mi trabajo, un lugar que había sido mi casa durante 3 años y donde había dejado a parte de mi «familia» para hacer realidad un sueño que tenía desde mucho antes de interesarme por el surf: Viajar por Australia.
Por falta de tiempo y de presupuesto no me pude recorrer todo el país, pero sí el suficiente para saber porque los australianos no ven el surf como un deporte, si no como un estilo de vida. Lo que en España es un deporte minoritario en Australia es un deporte tan veraniego como las palas.
Es sorprendente que allí puedes ver en el agua señores de 70 años o niños/as de 8 con tablas de surf o bodyboards.
Empecé mi aventura en Melbourne, lo cual fue un error ya que llegué allí a finales de invierno. La imagen que tenemos de Australia es que es un país cálido con kilómetros de playa, y la verdad es que en algunas zonas este estereotipo se cumple, pero en el caso del sur de Australia las estaciones son tan pronunciadas como en Europa, por lo que a finales de invierno, principios de primavera me tocaron días de lluvia y 0 grados.
Cerca de Melbourne se encuentra «Great Ocean Road», una carretera que va a lo largo de la costa donde se despliegan unos paisajes sorprendentes, con grandes formaciones rocosas en el agua. Si estáis por esta zona no dejéis de visitar los 12 apóstoles, sin duda uno de mis sitios favoritos en Australia.
Entre Melbourne y los 12 apóstoles se encuentra la famosa playa de Bells Beach, donde se realiza una prueba del ASP World Tour. Yo no tuve oportunidad de surfear en esta zona, igualmente en la temporada en que yo estuve aunque seguía habiendo gente en el agua no había tanta como lo que se esperaría de una playa de estas características.
Después de esto me fui al centro de Australia, al desierto, por lo que las oportunidades de surfear aquí fueron nulas. Aún así es una experiencia que merece la pena, si no tanto ver la roca (Ayers Rock) la experiencia de estar en el desierto te transporta la autentica Australia. Kilómetros de carretera bajo el solo abrasador es un buen contraste con el frío del sur.
Desde Alice Springs (ciudad situada en el centro de Australia) me cogí un vuelo a Sydney…y ahí es donde empezó mi aventura de la costa Este, una de las zonas más turísticas de Australia y una de las zonas más surfeables también. Contaré más de esta experiencia en un próximo post.

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[…] varían mucho entre ellas. Por suerte o por desgracia yo empecé mi andadura a final de invierno en Melbourne, una de las ciudades más frías de Australia. Llegar a lo que se suponía era un país cálido y […]
[…] Hace unos 3 años cuando acababa de empezar este blog decidí tomarme unos meses libres para recorrer Australia (al menos una parte de este enorme y espectacular país), así que antes de irme mis amigos me […]
[…] varían mucho entre ellas. Por suerte o por desgracia yo empecé mi andadura a final de invierno en Melbourne, una de las ciudades más frías de Australia. Llegar a lo que se suponía era un país cálido y […]
[…] de recorrer el desierto y el centro rojo volé desde Alice Springs a Sydney, donde por primera vez tuve la oportunidad de conocer de primera […]